viernes, 15 de mayo de 2009

Predicar con lenguaje vulgar ...2 Parte

Predicar con lenguaje vulgar ...2 Parte

De nuevo: hace menos de una década atrás, nadie necesitaba enfatizar ese punto. Simplemente no era polémico. Y no debería ser polémico. Considero de nuevo las implicaciones de ese último versículo en el capítulo 1: Si usted ve prácticamente todo como una oportunidad para un humor grosero y una conversación muy sucia, lo que usted le está comunicando a la cultura es que tanto su mente como su conciencia son impuras. Y no se engañe usted mismo: Cada cultura, no importa que tan pagana sea, naturalmente reacciona a la conversación obscena de ese modo. Pablo dice que aquellos cuyas mentes y conciencias están tan manchadas son inadecuados para el ministerio.

Así que si usted es alguien que puede llenar su conversación (o sus sermones) con palabras obscenas, chistes sucios, y temas carnales sin ningún remordimiento de conciencia: Sálgase del ministerio. Por favor. El púlpito es un lugar donde la Palabra de Dios debe ser proclamada y la verdad absoluta debe ser exaltada en adoración. Es el último lugar donde todo santo debería ser caer tan bajo.

Este problema ha alcanzado proporciones epidémicas últimamente. Como dije antes, podría referirme a docenas de ejemplos, y hay centenares de más ejemplos que no me atrevería a referirme, porque aun mencionándolos aquí violarían el principio que me esfuerzo por afirmar. Algunas cosas son demasiado vergonzosas aun para ser mencionadas. Efesios 5:12: “porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto”. Es un hecho que nuestra cultura ha trabajado duro para echarlo abajo. El mundo piensa que todo, no importa cuán vergonzoso, necesita ser llevado fuera, estudiado en sus partes, y explorado abiertamente – aun dentro de audiencias mixtas. Esa es la idea que subyace en la mayor parte del entretenimiento de nuestra cultura. La última cosa que la iglesia debería hacer es pretender que el mundo tiene un punto válido. Los predicadores no necesitan someter a su pueblo a más porquería que el mundo ya ha metido a nuestras gargantas.

Hay dos clases de profanidad que cada cristiano necesita evitar. Uno es qué lo que la Biblia llama conversación tonta y sucia – palabras groseras, obscenas, sucias que usualmente hacen referencia a funciones corporales privadas. El otro es todo tipo de irreverencia, que van desde de aquello que quita importancia a las cosas sagradas hasta la blasfemia de utilizar el nombre del Señor en vano.

La Escritura no guarda silencio en cosas así. Éstas no son áreas grises. La blasfemia es un pecado grave, y eso incluye toda clase de frivolidad cuando usamos el nombre del Señor o hablamos de aquello que es sagrado. Haga un estudio del tercer mandamiento y preste especial atención a todos las cosas que la Escritura trata como un mal uso del nombre de Señor. Una vez que usted comprenda lo que dice la Biblia acerca de la irreverencia irrespetuosa, si usted no se ve forzado a eliminar toda clase de chacoteo acerca de cosas sagradas, usted debe tener un corazón de piedra.

Sin embargo (y no pierda este punto): Se supone que tenemos ciertos límites que nos rehusamos a cruzar mucho antes de que alguna vez nos acercamos a una esfera real de blasfemia. La Escritura nos ordena tanto en términos positivos como en términos negativos de mantener nuestro lenguaje limpio y puro en cada aspecto. Colosenses 3 brinda tanto términos negativos como términos positivos juntos (lo negativo en el versículo 8): “Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca”. Luego los versículos 16-17 están los positivos: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”.

Ésta no es una dicotomía complicada. Otra vez en términos positivos, Colosenses 4:6: “Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.”. O Efesios 4:29: “…que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”. Pero en términos negativos, escuche la primera parte de Efesios 4:29: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca”. Y algunos versículos después, en Efesios 5:4: “ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias”. El otoño pasado, hice un mensaje completo sobre Efesios 5:1-4, tratando con detalle minucioso respecto a que significa el texto. Usted puede descargar ese mensaje (gratis) si usted anda buscando más sobre este tema. Y mientras usted esté en línea, busque un sermón que hice algunos meses atrás sobre el tercer mandamiento, especialmente si usted tiene dudas sobre que tanto alcance tienen las implicaciones de ese mandamiento.

Pero esta mañana solo tenemos tiempo para obtener una visión general rápida. En ese versículo solamente leeré (Efesios 5:4), Pablo usa tres palabras griegas que describen el tipo de lenguaje que él nos ordena a nosotros que evitemos. En inglés, es “suciedad. . .conversación insensata. . . y bromas groseras”. Los términos griegos son aischrotes, queriendo decir “obscenidad, indecencia, impureza”. “Suciedad” es una traducción apropiada. Se refiere al lenguaje que tiene alusiones de profanación moral. La jerga de la industria porno tipificaría el tipo de cosas que se aplicaría a esa palabra. Literalmente quiere decir malas palabras – las cosas por las que su mamá probablemente amenazó con lavarle su boca con jabón. Pablo no da una lista de ellas, porque no las necesita. Cada cultura tiene una lista no escrita de ellas, y todo el mundo sabe bastante bien lo que son. Si usted seriamente no tiene pista de las que son, pregúntele a cualquier alumno. Son las mismas palabras que afectan la MPAA-RATING de las películas. Son las llamadas tarjetas conversación carnal. Note que Pablo no dice “evítelas lo más posible”. Él las clasifica exactamente en la misma categoría que la fornicación, y lo dice con tanto énfasis como es posible, “ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos”.

La segunda palabra en Efesios 5:4 es morologia, queriendo decir bufonada. De la misma raíz del griego que “retrasado mental”. Una conversación estúpida y necia – y el contexto hace constar que Pablo tiene en mente el tipo de juego de palabras de un retrasado mental que caracteriza muy bien a la conversación mundana de hoy – sazonada con palabras viles, temas picantes, temas lascivos y eróticos. El amplio contexto aquí se trata de la pureza sexual. Pablo habla principalmente de bromas inmaduras llenas de insinuación sexual.

La tercera expresión en Efesios 5:4 es eutrapelia – “chacoteo obsceno”. En este contexto, eso es bonito obvio. Pero aquí hay un hecho interesante acerca de esta palabra. En la literatura griega secular, esa palabra fue usada en un sentido casi enteramente positivo, para querer decir “ingeniosidad”. La expresión griega viene de las palabras que literalmente quieren “astucia”. Evoca la idea de flexibilidad o versatilidad, y básicamente se refiere a alguien que es ágil de mente. Más concretamente, describe a alguien que es ingenioso en un sentido subido de tono o de color. “El chacoteo obsceno” es exactamente la idea. La cultura griega admiró ese rasgo (igual que nuestra cultura de hoy), pero la Escritura enfáticamente la condena –y en la literatura cristiana, esa palabra siempre se utilizó para denotar algo negativo.

Pablo cuidadosamente ha escogido tres expresiones que cubren muy bien toda clase de malas palabras, chistes sucios, el juego de palabras sugestivo, el tema erótico, el doble sentido – aquello que es obsceno, de mal gusto, e impropio en amable compañía. Note: Esas son las mismas cosas que los gurús de contextualización nos dicen que necesitamos acostumbrarnos a hablar hacia nuestra cultura. La Escritura dice que cosas así no son “como conviene a santos”. ¿La estrategia de quién debemos seguir? No es realmente una pregunta difícil, ¿o sí?

Alguien dice, “sí pero Pablo mismo utilizó la palabra skubalon, y eso significa estiércol o excremento”. Realmente, esa palabra tiene un rango de significados posibles, y la forma en que fue usado en la literatura griega secular hace explotar el mito de que fue considerado prohibido. Era una palabra fuerte, ciertamente, y no tengo duda que Pablo la utilizó deliberadamente porque era fuerte. Pero no era el tipo de expresión vil que fue considerada fuera de los límites en presencia de personas de ambos sexos. Algunas veces es traducido “basura,” y eso es una de las connotaciones posibles. Pero es indudablemente cierto que cuando él usó esta palabra en Filipenses 3, Pablo no estaba tratando de ser apacible o discreto. Él probablemente usó la palabra para significar estiércol – abono; heces – la peor clase de porquería. Pero usted no necesita usar malas palabras sajonas para transmitir claramente la idea de Pablo.

Además, esa clase de palabras un poco fuertes estaba muy lejos de ser hasta ahora de la marca registrada de ser una marca personal de Pablo que los pocos ejemplos que encontramos en el Nuevo Testamento donde Pablo dice cosas toscas sobresalen atrevidamente – lo cuál era el diseño de Pablo.

De hecho, el único otro ejemplo de lenguaje tosco donde las personas señalan a Pablo está en Gálatas 5:12, donde Pablo les contestaba a los judaizantes. Insistían en que los gentiles incircuncisos no podría salvarse a menos que se sometieron a la remoción ritual de sus prepucios. Pablo tornó la lógica de su doctrina en contra de ellos: Si la salvación literalmente puede ser ganada a través de cortar un poco de carne literalmente, ¿por qué no ir más lejos? Si la circuncisión fuese eficaz para la justificación, solamente piense qué podría hacer la castración por ellos.

Escuche, es fácilmente posible explicar a los adultos de habla inglesa lo que Pablo quiso decir allí – y es incluso posible usar la misma clase de argumento sarcástico que Pablo utilizó – sin descender rebajarse para hacerlo. Pablo mismo logró decir esto sin trastocar su dignidad. Lo que él dice es impactante y enérgico – quizá la única cosa impactante que Pablo dijo a ninguna parte. Pero él no usó expresiones viles. Él no estaba siendo profano u obsceno, y esta imagen metafórica grotesca (la auto-mutilación de alguien que queda como un eunuco) no fue una idea extraña que él inyectó en un tema sin conexión simplemente solo para el poder centrar el tema en algo grotesco. Este punto estaba completamente relacionado al argumento racional que él hacía, no simplemente un insulto vulgar agregado con para bien de lo grotesco. Vino al final de cuatro capítulos y medio en donde Pablo cuidadosamente desmanteló la doctrina de los judaizantes. Y el comentario sarcástico carnal como este ciertamente nunca se convirtió en un elemento decisivo en el estilo de Pablo de discurso polémico.

Además, hay una diferencia significativa entre palabras fuertes y conversación obscena. Las palabras fuertes son definitivamente necesarias más a menudo que lo que nuestra cultura postmoderna quiere escuchar, pero un lenguaje profano nunca es justificado, y ciertamente no tiene lugar en el púlpito.

¿No utilizó Lutero algunas veces un lenguaje escatológico? Sí, él hizo. Lutero estaba particularmente encariñado con chistes sobre flatulencia. Él decía que ahuyentaba al diablo en la noche rompiendo el viento. En la entrada a la biblioteca en Wittenberg hoy, hay un libro de dibujos animados por el amigo de Lutero, Kranich, el artista. Es exhibido bajo vidrio y por durante años ha estado permanentemente abierto en una página mostrando una caricatura de cierto Reformador defecando en la Mitra del arzobispo de Roma.

Lutero fue notorio para su habilidad para ser tan así de crudo en sus conversaciones con estudiantes. Pero no sé de alguna evidencia que sugiera que él alguna vez haya introducido un lenguaje sucio en el púlpito. Y si usted piensa que el uso de improperios de mal gusto de Lutero en contra del arzobispo de Roma fue uno de sus armas efectivas más polémicas, entonces usted no ha leído mucha historia de la iglesia. Esa caricatura que está en exhibición hoy como parte de un esfuerzo premeditado para socavar la influencia de Lutero mostrando cuan tontamente algunas veces él se comportó.

Haga una búsqueda en Google para encontrar el intercambio de Lutero con Sir Thomas More. Es abrumador en extremo. Un lenguaje que no me atrevería a leer de este púlpito. Lo que Lutero le dijo a More fue vergonzoso, y la única respuesta que Lutero obtuvo fue una peor desborde de profanidad enfadada de Sir Thomas More. El lenguaje deliberadamente de mal gusto y los temas eróticos intencionados nunca han sido herramientas útiles para la esparcir del evangelio. No es de extrañar. Si usted cultiva ese estilo de conversación, usted es desobediente a lo que la Escritura ordena.

“¿Qué acerca de Cantares de Salomón?” Ese es otro aspecto del argumento que es puesto a favor de normalizar un lenguaje explícitamente sexual y temas en nuestras iglesias. Escuche: Cantares de Salomón eleva el aspecto físico del amor marital hablando de ellos en bellas expresiones poéticas y eufemísticas que sirven para leer a cualquier audiencia. La moda pasajera actual es precisamente lo opuesto. No es nada más que porno suave, llevado de contrabando en la iglesia bajo el pretexto de la relevancia. Pero tiene importancia. La última cosa que nuestra cultura necesita es que la obsesión del mundo con el sexo sean reflejados en el mensaje que la iglesia proclama.

Seriamente: Cuando los retos sexuales en las iglesias evangélicas estén constantemente captando la atención de los medios de difusión seculares; cuando y el New Cork Times, CNN, ABC, y todo los principales noticieros seculares estén haciendo artículos enfocando la atención en el lenguaje atrevido de uno de los más conocidos predicadores del evangelicalismo, tenemos un serio problema.

Mi estimada mamá, quien me enseñó algunos de estos principios a través del uso juicioso de una barra de jabón, se fue al cielo al final de enero, simplemente hace cinco semanas. Ella había estado afligida con una enfermedad incurable del músculo cuando estaba en la escuela intermedia, y ella estaba viviendo con una debilidad crónica por más de 45 años. Su lema fue un versículo de la Biblia – Eclesiastés 9:10: “Todo lo que te viniera a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas”. Ella tuvo una versión en cruz de ese versículo, que ella guardó como recuerdo.

Tres veces en las cinco semanas desde que mi mamá murió – dos veces en las transmisiones de televisión en escala nacional (dos entrevistas separadas en los programas seculares grandes de la red) he escuchado a Mark Driscoll hacer una broma obscena e inmadura sobre cierto comportamiento sexual, y ese versículo es siempre su línea final. “Todo lo que te viniera a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas “.

Driscoll ha dicho ese chiste repetidamente en la mayoría de los foros públicos. De hecho, el chiste es casi ya clásico en su repertorio que fue presentado en el artículo del New York Times. Driscoll lo utiliza como algo casual por una sonrisa barata cuando la conversación empieza sobre el tema del sexo. Él dice que él quiere “traer un aliento de comedia y extra al día para lo que podría ser de otra manera un debate religioso aburrido”. (Esas son sus palabras.) Eso no está en todo lo que Pablo estaba haciendo cuando él utilizó la palabra skubalon o al condenar sarcásticamente a los judaizantes. Esa clase de chiste es un patente mal uso de la Palabra de Dios. Francamente Yo no pienso que alguien pudiera haber dicho ese chiste en un contexto evangélico simplemente una década atrás sin producir un grito entrecortado de horror por cristianos. Pero en estos días esa clase de humor obsceno presentando cosas sagradas está muy de moda. Lo triste es probablemente que nunca escucharé ese versículo de nuevo sin pensar acerca del chiste obsceno de Driscoll.

Eso es exactamente de lo que hablo cuando sugiero que es peligrosamente fácil que la conversación obscena y los chistes sucios crucen la línea de la blasfemia flagrante. De hecho, estoy preparado para discutir si usted deliberadamente trae chistes colorados y temas lascivos para el púlpito porque usted cree que es se relaciona mejor con la cultura que la verdad pura de la palabra de Dios, usted es culpable de un sacrilegio de la misma clase de Nadab y Abihu. Usar las palabras de la Escritura en un chiste obsceno es una profanación mucho más peor de lo que es sagrada que el pecado de aquellos que colocaron el arca de Dios en una carreta de buey.

Ahora nuestro tiempo se termina y necesito concluir rápidamente. Déjeme terminar diciendo esto: Todos nosotros ministramos en culturas impías. No me importa qué tanto de su comunidad este sin iglesia o qué tan sucia sea la subcultura a la que usted le haya apuntado, usted necesita ser reverente y digno – sano en doctrina y sano en palabras. Esas son las aptitudes de un ministro verdadero, y se aplican a cada subcultura.

Los labios sucios son un factor que descalifica. Ese es uno de los puntos anecdóticos de Isaías 6. Isaías se maldijo a sí mismo e intentó esconderse, diciendo “¡Ay de Mí! Que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos; han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos” Cuando Dios lo llamó a ser un profeta, la primer cosa que sucedió fue que un ángel le limpió esos labios inmundos con una brasa. NO hay nada verdaderamente profético acerca de una boca sucia.

De nuevo, eso es simplemente una de las lecciones secundarias de Isaías 6. La lección central es que Dios es “Santo, santo, santo”. Nuestras vidas y labios deben reflejar eso.

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